La organización ecologista WWF ha alertado hoy de que reabrir la caza de ballenas en el oceáno Antártico puede suponer su desaparición definitiva en muchos países del mundo.
La caza de ballenas en el Antártico se paralizó en 1994 como respuesta a la caza comercial desenfrenada durante el pasado siglo, causante de la muerte de más de un millón de ejemplares.
El próximo lunes comienza la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Agadir (Marruecos), donde sus países miembros votarán si se permiten nuevas cuotas de caza comercial de cetáceos, tras 25 años de prohibición.
Un nuevo informe de WWF, conocido hoy, demuestra la importancia de prevenir la caza de ballenas en el Océano Antártico para asegurar la recuperación de las poblaciones de ballenas en el hemisferio sur.
Los datos del informe reflejan "lo reducido que se encuentran las poblaciones de varias especies de ballenas del hemisferio sur. En muchos casos las aguas que rodean el continente antártico son su único lugar de alimentación".
Por ello, la reapertura de la caza puede suponer la desaparición "definitiva" de estos grandes cetáceos de las aguas de todo el hemisferio sur, en países de África, Oceanía, las islas del Pacífico y Sudamérica.
En 1994, la CBI estableció el Santuario de Ballenas del Océano Austral, una figura de protección para garantizar la conservación de un lugar crucial para la supervivencia de estos grandes cetáceos.
"Aun así, desde entonces, Japón ha capturado casi 10.000 ballenas bajo la excusa de 'propósitos científicos'".
Hoy, la mayoría de las poblaciones de ballenas de esta zona permanecen severamente mermadas: más de 200.000 ballenas azules vivían en los mares alrededor de la Antártida hace un siglo, frente a los 2.300 ejemplares que se estiman sobreviven en la actualidad.
Al tratarse de una especie de lento crecimiento, las ballenas necesitan mucho tiempo para recuperarse de la sobreexplotación.
La ballena azul, por ejemplo, alcanza la madurez sexual entre los 5 y los 15 años, y solo se reproduce cada dos o tres años.
Según WWF, la recuperación de las poblaciones de ballenas tiene beneficios económicos significativos relacionados con el turismo de avistamiento de cetáceos.
Solo en Latinoamérica, este negocio genera unos ingresos anuales de 300 millones dólares a poblaciones locales en áreas costeras remotas que, por lo general, cuentan con unas rentas muy bajas.
Fuente: http://www.noticias.com